El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el 26 de marzo de 2025 que a partir del 2 de abril se aplicará un arancel del 25% sobre todos los automóviles exportados a su país. Esta medida, que afecta también a camiones ligeros, es un paso más en la guerra comercial que la administración Trump ha intensificado desde su retorno a la Casa Blanca en enero de 2025.
El presidente afirmó que la nueva política tiene como objetivo «cobrar a los países por hacer negocios en Estados Unidos y tomar nuestros trabajos y nuestra riqueza». Según Trump, el arancel de 25% no afectará a las autopartes fabricadas en territorio estadounidense, lo que podría beneficiar a los fabricantes locales. El presidente destacó que esta medida generará entre 600.000 millones y un billón de dólares para la economía de EE.UU. en los próximos dos años. Además, subrayó que las empresas que manufacturen vehículos en Estados Unidos no estarán sujetas a este impuesto.
Trump también enfatizó que este arancel fomentará la reubicación de fábricas extranjeras a territorio estadounidense, lo que contribuirá a la creación de empleos locales. Citó el ejemplo de Honda, que recientemente anunció que fabricará un nuevo modelo en su planta de Indiana, en lugar de hacerlo en México, como parte de la estrategia para evitar el nuevo impuesto.
En respuesta a la medida, la Unión Europea expresó su desaprobación, con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, calificando la decisión como perjudicial y subrayando que seguirán buscando soluciones negociadas con Estados Unidos. Por su parte, Canadá criticó los aranceles, calificándolos de «ataque directo» y prometió una respuesta unificada.
Esta nueva estrategia comercial de Trump podría tener amplias repercusiones tanto en la industria automotriz como en las relaciones internacionales de Estados Unidos.