Los videos cortos han transformado la forma en que las personas consumen contenido digital. Desde el auge de TikTok durante la pandemia de Covid-19, plataformas como Instagram Reels y YouTube Shorts adoptaron el mismo formato para mantener a los usuarios conectados y entretenidos. Sin embargo, una nueva herramienta está generando debate en todo el mundo por su capacidad de recrear escenas realistas con inteligencia artificial: se trata de Sora, la más reciente creación de OpenAI.
¿Qué es Sora y cómo funciona?
Sora es una aplicación capaz de convertir descripciones escritas en videos con apariencia cinematográfica, donde cada detalle —movimiento, iluminación, sonido y ambiente— se asemeja al de una producción de Hollywood. Gracias a su avanzada tecnología, los usuarios pueden generar escenas hiperrealistas de prácticamente cualquier situación, desde paisajes futuristas hasta recreaciones de personajes icónicos.
Esta innovación ha provocado una reacción dividida en la industria del entretenimiento. Mientras algunos la celebran como una revolución creativa, otros la perciben como una amenaza para el cine tradicional y los derechos de autor. Con Sora, resulta posible crear clips con personajes ficticios o figuras públicas en contextos que nunca ocurrieron, lo que abre un debate ético sobre los límites de la inteligencia artificial.
Sora y el fenómeno del “deepfake”
El contenido generado por Sora se enmarca dentro del concepto de deepfake, es decir, videos sintéticos creados mediante IA que pueden parecer auténticos, aunque son completamente falsos. Estas producciones se han utilizado tanto con fines artísticos como para difundir desinformación o suplantar identidades, lo que preocupa a especialistas y gobiernos por su impacto en la seguridad digital y la verdad informativa.
Actualmente, Sora está disponible solo para usuarios con invitación y en dispositivos iOS, pero se espera que su expansión sea rápida. De confirmarse su popularidad, podría convertirse en una nueva red social audiovisual, donde las fronteras entre lo real y lo generado por IA sean cada vez más difíciles de distinguir.

