Michael O’Leary, presidente de Cinema United, hizo un llamado firme durante la convención anual CinemaCon en Las Vegas: «Debe haber un punto de referencia». Su exigencia se centró en establecer un período de exclusividad mínimo de 45 días para los estrenos en salas de cine antes de su llegada a plataformas de streaming.
Esta propuesta busca revertir el impacto negativo que ha tenido la transformación del modelo de distribución cinematográfica en los últimos años. Según O’Leary, «esta medida es vital para restablecer la salud de toda la industria cinematográfica», ya que las cifras actuales de asistencia y recaudación siguen por debajo de los niveles previos a la pandemia de Covid-19.
Durante la década de 2010, la taquilla en Norteamérica —que incluye a Estados Unidos y Canadá— superaba regularmente los 11,000 millones de dólares anuales. Sin embargo, desde el inicio de la década de 2020, esas cifras no han logrado alcanzar siquiera los 9,000 millones. La situación evidencia una crisis prolongada en el sector cinematográfico, impulsada por el cierre temporal de salas y el auge de las plataformas de streaming.
Antes de la pandemia, era común que las películas permanecieran en cartelera al menos 90 días, un modelo que ha cambiado radicalmente. Con la reducción de las ventanas de exhibición, los estudios priorizan estrenos simultáneos o casi inmediatos en servicios digitales, afectando la rentabilidad del circuito tradicional.
La industria busca ahora un nuevo equilibrio. O’Leary considera que un plazo claro y consistente de 45 días permitiría tanto a los cines como a los estudios maximizar ingresos y reactivar el interés del público por la experiencia cinematográfica en salas.