Cada vez más familias exploran nuevas estrategias para apoyar a niños dentro del espectro autista, y una de ellas es la dieta cetogénica. Este enfoque alimenticio, conocido por su impacto en la salud metabólica y neurológica, ha generado interés por su posible beneficio en el autismo infantil.
Holly Franks, madre de Ellis, un niño con síndrome de Asperger, compartió su experiencia con esta alimentación baja en carbohidratos y alta en grasas saludables. Desde que comenzaron la dieta cetogénica para autismo infantil en 2015, notaron cambios significativos en su salud física, emocional y conductual.
Un cambio de alimentación que transformó la vida familiar
Antes de modificar su alimentación, Ellis sufría de ansiedad, crisis emocionales y conductas agresivas. Fue diagnosticado inicialmente con TDAH, pero más tarde se confirmó el diagnóstico de Asperger. En un momento de desesperación, Holly decidió probar la dieta cetogénica durante tres semanas. Para su sorpresa, los resultados fueron notorios: su hijo perdió peso, mejoró su estado de ánimo y comenzó a participar más activamente en la vida familiar.
Al usar una lonchera tipo bento, Holly podía organizar las comidas de manera visual para facilitar la aceptación de Ellis. Su menú incluía proteínas como salchichas o bistec, vegetales frescos, queso y chocolate sin azúcar. El impacto fue tan positivo que decidieron mantener la dieta como un nuevo estilo de vida.
Reducción de ansiedad y control de glucosa
Uno de los mayores beneficios observados fue la reducción en los niveles de ansiedad de Ellis, que Holly relaciona con el control de la glucosa en sangre. Al eliminar los alimentos ultraprocesados y ricos en carbohidratos, su hijo mostró una mayor estabilidad emocional, mejor concentración y más disposición para socializar.
Incluso comenzó a cocinar, medir sus cetonas y comprender mejor su salud. Hoy, Ellis lleva una educación en casa, come de forma consciente y rara vez solicita comida chatarra. Sus comidas favoritas incluyen pizza cetogénica, espaguetis de calabacín y huevos rellenos.
Más que una dieta, un estilo de vida
Para Holly, la dieta cetogénica no solo ha sido beneficiosa para su hijo, sino también para ella. Perdió más de 14 kilos, controla su glucosa y disfruta de mayor claridad mental. “Ya no lo vemos como una dieta, sino como la forma en que deberíamos alimentarnos”, afirma.
Su consejo para otras familias con hijos autistas es claro: infórmense, prueben sin miedo, incluyan al niño en el proceso y no crean todo lo negativo que se dice sobre el keto. Según su experiencia, la dieta cetogénica puede ser una herramienta poderosa para mejorar la calidad de vida de personas con autismo y sus familias.