China pide a Shein no trasladar su producción y defiende su rol en las cadenas de suministro global

En medio de la creciente tensión comercial con Estados Unidos, el gobierno chino ha solicitado formalmente a Shein, el gigante de la moda rápida, que mantenga su cadena de suministro dentro del país. La medida busca evitar una fuga de empresas hacia otros mercados, en respuesta al incremento de aranceles impulsado por el expresidente Donald Trump.

Según reportes de Bloomberg, el Ministerio de Comercio de China se ha puesto en contacto directo con Shein, advirtiendo sobre las consecuencias de diversificar su cadena de valor fuera del territorio chino. Aunque la empresa trasladó su sede a Singapur en 2021, aún mantiene una alta concentración de producción en China, apoyándose en miles de pequeños proveedores locales.

La estrategia de Washington de elevar los aranceles sobre productos chinos —que ya alcanzan el 34 % y podrían llegar al 50 %— genera incertidumbre para compañías como Shein, cuya principal vía de ingresos es el mercado estadounidense. El objetivo de Pekín es frenar la salida de empresas tecnológicas y manufactureras que buscan eludir la presión comercial de Estados Unidos.

El modelo logístico de Shein, basado en una red flexible de producción y envíos directos desde China, le ha permitido dominar el comercio electrónico de moda a nivel global. Sin embargo, el nuevo escenario comercial podría forzar a la empresa a reconfigurar su operación internacional.

Además de Shein, otras compañías como Temu, su principal competidor, podrían estar bajo observación del gobierno chino, que intenta preservar su papel clave como núcleo de las cadenas de suministro globales.

Hasta el momento, Shein no ha emitido una respuesta oficial al pedido del gobierno chino.

China advierte que luchará “hasta el final” en la guerra comercial con Estados Unidos

La tensión entre las dos principales economías del mundo vuelve a escalar. El gobierno chino advirtió que está dispuesto a luchar hasta el final en la guerra comercial con Estados Unidos, luego de que el expresidente Donald Trump amenazara con imponer un nuevo arancel del 50 % a los productos chinos a partir del 9 de abril.

Esta amenaza forma parte de una política comercial agresiva que ha marcado el regreso de Trump al escenario político. Según analistas, esta nueva medida elevaría los aranceles estadounidenses a los productos chinos hasta un 104 % en lo que va del año, poniendo en riesgo el comercio internacional y la estabilidad de los mercados financieros.

El Ministerio de Comercio de China respondió con firmeza, señalando que las acciones de Estados Unidos constituyen un “error tras otro” y reiterando que Beijing no cederá ante presiones. Además, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lin Jian, afirmó que el derecho al desarrollo del pueblo chino “no puede ser negado”.

En medio de esta escalada, China ha puesto en marcha estrategias para amortiguar el impacto económico. Empresas estatales han anunciado recompras de acciones y el banco central ha respaldado a fondos soberanos para estabilizar la bolsa de Shanghái, mientras exportadores chinos estudian trasladar su producción a otros países y diversificar sus mercados.

La Unión Europea también observa con preocupación este conflicto comercial. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, llamó a una solución negociada y propuso un mecanismo para evitar que Europa se vea afectada por la desviación del comercio chino.

El conflicto arancelario entre China y Estados Unidos no solo afecta sus economías, sino que también amenaza con generar consecuencias globales en las cadenas de suministro y los flujos comerciales internacionales.