A pesar de que los doctores comenzaron a liberar el gas de la pared intestinal del joven, mientras le suministraban medicamentos para ayudar a su hígado y tratar de estabilizar otros órganos vitales, varias horas después de haber llegado al hospital, falleció.
Cuando el joven chino arribó al Hospital Chaoyang Beijing con dolores intentos y severos en su estómago inflamado, habían pasado seis horas desde que se había tomado el refresco y su cuerpo tenía acumulado una gran cantidad de gas hizo imposible que su hígado pudiera recibir oxígeno, explicó NY Post.
La vida del hombre fue acabándose lentamente mientras el gas de su cuerpo se filtraba en sus intestinos y en su vena aorta, uno de los principales vasos sanguíneos del hígado, por lo que pronto comenzó a tener una baja frecuencia cardíaca, presión arterial apenas perceptible y al mismo tiempo comenzó a tener dificultades para respirar.
Los primeros estudios realizados en el centro médico arrojaron un diagnóstico preocupante al comprobar que padecía una isquemia hepática, una lesión provocada por el bajo suministro de oxígeno al hígado.