La industria ganadera del norte y sur de México enfrenta una situación crítica derivada de la aparición del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax). El cierre de la frontera con Estados Unidos para la exportación de reses, especialmente en Coahuila, ha provocado un atasco de más de 300 mil cabezas de ganado, afectando severamente la economía del sector.
Actualmente, solo los puertos ganaderos de Sonora y Chihuahua permanecen abiertos, lo que ha generado un cuello de botella para estados como Coahuila, Tamaulipas y Durango. De acuerdo con Noel Ramírez, de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas, muchos becerros han excedido su edad para exportación, lo que obliga a canalizarlos al consumo interno a precios bajos.
Además de la prolongada sequía y la mortandad de animales, los precios castigados por hembras y becerros están debilitando a los productores. El cierre fronterizo ha echado por tierra los esfuerzos realizados por Coahuila para certificar filtros fitosanitarios.
Mientras tanto, en el sur del país, el gusano barrenador sigue avanzando en Tabasco, donde ya se han confirmado 292 casos en nueve municipios, incluyendo un gavilán común, la primera especie silvestre afectada. Las infecciones han impactado principalmente a vacas, caballos y cerdos.
Frente a este panorama, el gobernador de Tabasco, Javier May Rodríguez, anunció el Barrido Sanitario Estatal, una estrategia que busca atender inicialmente a 580 mil bovinos, con una inversión de 65 millones de pesos. El programa contempla también la detección de enfermedades como tuberculosis y brucelosis, y tiene como meta dar seguimiento a 1.7 millones de cabezas de ganado en los próximos tres años.
Este martes, el gobierno de Estados Unidos urgió a México a tomar acciones inmediatas. De no contenerse el brote del gusano barrenador, las restricciones a la importación de ganado mexicano podrían endurecerse a partir del 30 de abril, afectando aún más el acceso a los mercados internacionales.