El cardenal Norberto Rivera Carrera, cuyo retiro como arzobispo primado de México fue recientemente aceptado por el Papa Francisco, se despide de su cargo en medio de polémicas que vuelven a salir a la luz. Una de las más relevantes es la venta de los derechos de la imagen de la Virgen de Guadalupe a la empresa estadounidense Viotran por 12.5 millones de dólares.
Este acuerdo, firmado en el año 2000, otorgó a Viotran la exclusividad para comercializar la imagen de la Virgen, San Juan Diego y el logotipo de la última visita del Papa Juan Pablo II a México, durante un periodo de cinco años. Según el contrato, solo María Teresa Herrera Fedyk, representante de la empresa, tenía autorización para explotar comercialmente estas imágenes en productos como velas, estampas, camisetas, relojes y otros artículos.
El acuerdo, que se llevó a cabo con la participación de Rivera como testigo de honor en el restaurante Hacienda de los Morales, también incluía la condición de que los objetos comercializados con la imagen de la Virgen llevarían una bendición piadosa.
En su despedida, Norberto Rivera pidió perdón por sus «debilidades y omisiones» durante sus 22 años al frente de la arquidiócesis, afirmando:
«Pido humildemente perdón a quien, aun sin querer, haya ofendido. Espero encontrarme con mi Salvador, rico en misericordia.»
Sin embargo, las críticas no cesan. El abogado Francisco Rivas y el exsacerdote Alberto Athié han solicitado que se investigue el origen de los recursos que financian la escolta armada que Rivera mantiene en su domicilio. Athié plantea preguntas sobre la necesidad de esta protección, sugiriendo que podría estar financiada por la arquidiócesis, ahora dirigida por el cardenal Carlos Aguiar Retes.
Rivas también acusa a Rivera de lucrar con el culto guadalupano y señala irregularidades relacionadas con la construcción de la Plaza Mariana, un multimillonario proyecto en el atrio de la Basílica de Guadalupe que, según él, perjudicó a muchas personas.